En psicólogos Córdoba contamos con profesionales especializados en realizar terapia cognitiva en niños. La terapia cognitiva, dada su eficacia y amplio espectro, es una de las corrientes de la psicología más utilizada en la actualidad, con más desarrollo teórico y accionar propio.
¿En qué consiste la Terapia Cognitivo-Conductal en niños?
La terapia cognitivo conductual surgió en los años 70 a partir de diferentes investigaciones, la cuales permitieron comprobar su eficacia, cobrando en los últimos 20 años mayor difusión. Dicha terapia postula que las emociones y las conductas de las personas no están influenciadas por las situaciones en sí, sino a partir de las interpretaciones y percepciones que se hacen de ellas (Beck, 2000). Dichas interpretaciones son parte de un proceso cognitivo que está condicionado por ciertas creencias o esquemas que las personas tienen acerca de sí mismos y del mundo que los rodea. Estas creencias y esquemas en la niñez se encuentran en desarrollo y están influenciadas por múltiples factores tanto biológicos, genéticos, interpersonales como ambientales.
La TCC es organizada, por ello se estructura en diferentes fases; comenzando por una evaluación diagnostica, la correspondiente conceptualización del caso, aplicación del tratamiento, programa de prevención de recaídas y cierre de tratamiento. Se distingue por ser una terapia flexible ya que se adapta a cada niño en particular, dependiendo de la problemática y los factores que estén influyendo en la misma.
Además se caracteriza por ser una terapia en la que es esencial que el paciente adquiera un rol activo para el tratamiento, ya que debe comprometerse con las actividades “tareas” que implica el proceso del tratamiento.
Tiene por objetivo mejorar y/o modificar las respuestas desadaptativas o disfuncionales que los niños manifiestan en su entorno; apuntando al aprendizaje experiencial, donde el niño pueda aprender a través de la acción, entrenando estrategias funcionales para luego ponerlas en práctica fuera del consultorio. Por lo que es esencial en la TCC que el paciente adquiera un rol activo, comprometiéndose con las actividades “tareas” implicadas en los procesos de tratamiento.
¿Con qué recursos cuenta y cómo se utilizan?
Es una terapia que se basa en dos tipos de intervenciones que se realizan en el consultorio y fuera de él con el objetivo de generalizar los logros. Dichas intervenciones se acompañan y complementan a través de dos recursos, el juego y el dibujo.
Así encontramos por un lado, las intervenciones cognitivas como la psicoeducación, mediante la cual se busca brindarle información al paciente y familiares a cerca del trastorno/disfunción y sobre el tratamiento, como así también la reestructuración cognitiva, el entrenamiento en el reconocimiento de las emociones y la identificación de pensamientos. Por otro lado, las intervenciones conductuales como el modelado, la relajación, la exposición (imaginaria, in vivo), resolución de problemas y el entrenamiento en habilidades.
El juego y el dibujo son actividades protagonistas en la infancia que permiten vehiculizar las intervenciones de la TCC, principalmente porque favorecen no sólo a los cambios cognitivo-conductuales sino también al vínculo y espacio terapéutico, ya que brinda las condiciones placenteras para la expresión del niño.
Así es que puede utilizarse el juego estructurado (reglas, turnos, instrucciones) con la finalidad terapéutica de desarrollar control, tolerancia, modelado de conductas y favorecer la cooperación. Como así también el juego no estructurado, el cual permite terapéuticamente reorganizar y reinterpretar situaciones conflictivas, ayudando a entender hechos y favoreciendo la reestructuración cognitiva.
Hacer uso del dibujo no sólo permite por parte del niño la expresión emocional, cognitiva y situacional de lo que vivencia, sino también se hace uso de las producciones gráficas a partir de historietas, personajes y cuadros, permitiendo al niño elaborar estrategias cognitivas y registrar emociones.
Los padres y la familia ¿Participan en la terapia cognitiva en niños?
La participación de los padres y de la familia es un punto fundamental en el trabajo con niños, ya que el tipo de funcionamiento familiar es el que va configurando las cogniciones (creencias) y comportamientos de ese niño en desarrollo.
El terapeuta realiza una evaluación de cuáles son los factores del entorno familiar que pueden estar favoreciendo y manteniendo la problemática en cuestión, como puede ser el tipo de interacción parental, la organización familiar, los tipos de refuerzos conductuales utilizados , el tipo de comunicación que existe, las creencias disfuncionales que se utilizan, etc.
Según la etapa del desarrollo en la que se encuentre el niño y el tipo de trastorno o dificultad, más imprescindible será la participación de los padres.
Así es que los padres participan en la terapia del niño a través de la confección de registros de conducta de los niños, aportando información sobre el aprendizaje de reforzadores conductuales más funcionales (modelado de conductas disruptivas), ayudando al sostenimiento de conductas funcionales y teniendo expectativas adecuadas para los cambios.
¿Por qué elegir una terapia cognitiva conductual?
En primer lugar la TCC es una terapia que está basada en la evidencia científica, es decir, está puesta a prueba. Por lo tanto es una terapia eficaz ya que produce cambios psicológicos deseados, efectiva al ser medible, y finalmente eficiente, porque permite el logro de objetivos planteados a menor costo.
Y en segundo lugar porque es una terapia que busca brindarle autosuficiencia/independencia al paciente a través de un entrenamiento en estrategias más adaptativas y funcionales.
¿Cuáles son las problemáticas que más se abordan?
Las problemáticas más usuales que se abordan son dos: los trastornos internalizadores, en los que se producen distorsiones en el procesamiento cognitivo, como la depresión y los trastornos de ansiedad. Y los trastornos externalizadores, que se caracterizan por el comportamiento disruptivo y la agresividad, como los trastornos de conducta (Kendall 1993).
Los trastornos que más se abordan en la práctica clínica son: Los trastornos de ansiedad, los trastornos de conducta, los trastornos del ánimo, los trastornos de la regulación emocional, de la alimentación y de la imagen corporal.
Algunos de los trastornos más frecuentes que pueden surgir en cada etapa del desarrollo:
Periodo de 4-5 años: TDAH (trastorno por déficit de atención), Psicosis desintegrativa. Periodo de 5-10 años: Depresión, Trastorno oposicionista y Trastorno de ansiedad
Periodo de 10-13 años: TOC (trastorno obsesivo-compulsivo), Trastorno disocial y Trastornos de la conducta alimenticia.
Periodo de 13-20 años: Fobia social, TOC, Trastorno bipolar y Suicidio.