Disforia de género: Aspectos claves y acompañamiento psicológico

En Occidente, las personas transexuales al asumir públicamente su identidad se enfrentan a situaciones de exclusión y discriminación (implicitas y explicitas) en las distintas esferas sociales. La psicología y la psiquiatría no están exentas de participar en estas dinámicas.    

En el contexto de una sociedad heteronormativa, patriarcal y biologicista todo aquello que disrumpe con ese orden es: invisibilizado u oprimido por los mecanismos institucionalizados. 

La patologización de la transexualidad en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), a través de la inclusión del concepto de disforia de género es un ejemplo a subrayar para entender cómo operan estos procesos de estigmatización de las personas transexuales en el campo de la salud mental. 

En el siguiente artículo, te contaremos de qué se trata el concepto de disforia de género para repensarlo en clave de una perspectiva que se oponga a catalogar la diversidad sexual como “normal” o “anormal”. 

Cartel colgado sobre una reja en el que se lee "la transexualidad NO es una enfermedad"

¿Qué significa disforia de género?

Entre las diferentes patologías que se enumeran en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), se incluye a la disforia de género (DG) que es definida como  la sensación de incomodidad y angustia generada por la no identificación con el género asignado al nacer. 

El (DSM-5) es un manual publicado por la American Psychiatric Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría) utilizado para diagnosticar afecciones mentales. Textualmente, este Manual dice que la disforia de genero es:

 “Una marcada incongruencia entre el sexo que uno siente o expresa y el que se le asigna, de una duración mínima de seis meses”

La definición se centra en la “sensación de incomodidad y angustia” como un proceso interno del individuo asociado a la no identificación de su género. Desde la corriente de despatologización de la transexualidad, esta conceptualización es errónea porque esa “incomodidad y angustia”, en caso de existir, no es provocada a nivel identitario. Sino que es el producto de un contexto social hostil a toda manifestación sexual que se oponga al paradigma impuesto.  

Lo expuesto por el DSM-5 es una manifestación de cómo todavía atraviesan al modelo psicológico, médico y psiquiátrico, conceptualizaciones arcaizantes. Este tipo de postulados  continúan con la tradición de estigmatizar a las disidencias sexuales.

Disforia de género en el DSM-5

La patologización de las identidades sexuales disidentes es un continuo dentro de la historia de las teorizaciones del campo de la salud mental.  

Ya desde la versión de 1980 (DSM-II), este manual incluía la disforia de género bajo la denominación de desviaciones y trastornos sexuales. En ese apartado, se incluían las definiciones de “transexualismo” y el “trastorno de la identidad psicosexual”.  

En la última versión (DSM-5), se incluye la definición de disforia de género, eliminando el término de “trastorno” de la misma. De esta manera, se pone el foco en la disforia o malestar como problema clínico y no en la identidad propiamente dicha.

Sin embargo, más allá de las actualizaciones realizadas en torno al concepto, la mera existencia de la categorización de disforia de género es problemática. 

Utilizar esta categoría tiene como consecuencia que la psicología y la psiquiatría enfoquen esta conducta como problemas individuales e inherentes a la persona (Huerta-Muñoz (2017). 

Desde esta perspectiva individualista se omite cómo se manifiestan las demandas sociales. Y los modos en los que cada sujeto subjetiva esas demandas, las significan y las hacen suyas (Otomie, 2019).

Pancarta en una marcha en la cual se lee "no es mi cuerpo sino tu mirada"

A su vez, el diagnóstico de “disforia de género”  produce efectos negativos sobre aquellas personas que son etiquetadas porque las categorías sociales  abren nuevas posibilidades de ser e imponen atributos (Jusid y Laborde, 2021). 

Que esta categoría sea incluida en el DSM-5, agrava la problemática porque este es un manual utilizado como referencia legítima para el  campo académico y profesional de la psiquiatría y psicología.  Por ende, produce indefectiblemente una interiorización de que los rótulos  allí enunciados son de condición anormal y/o patológica (Mas Grau, 2017, citada en Jusid y Laborde).

¿Por qué se incluye la DG en el DSM?

Si llegaste hasta acá, seguro te preguntas ¿por qué sigue existiendo el concepto de disforia de género en la actualidad?. 

Los defensores de la categoría expresan que, aunque el DSM ya no considera a la disforia de género como un “transtorno”, incluirla tiene un sentido práctico. Desde esta posición, la existencia del diagnóstico permite a las personas etiquetadas  fundamentar la terapia de modificación corporal. Esto es por que si se quita del DSM, los proveedores de salud pueden negarse a cubrir la transición. 

Si bien esta es la realidad jurídica de muchos países, lo cierto es que antes que continuar sosteniendo etiquetas en los sistemas médicos, es necesario reformas legales que aseguren que sólo baste la autopercepción del individuo para cubrir las terapias de transición o rectificaciones registrales de partidas de nacimiento y documentos de identidad.  

En el caso de Latinoamérica, actualmente, son sólo ocho los países que disponen de una ley  que reconozca a las personas transexuales el derecho al reconocimiento de la identidad autopercibida. Estos son: Argentina, Bolivia, algunos Estados de México, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Uruguay. 

A nivel mundial, la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales (ILGA) realizó una investigación en la que recopiló datos de más de 100 países para  establecer las posibilidades que tienen las  personas trans para  poder cambiar el género de sus documentos de identificación o realizarse tratamientos de transición. Haz click aquí para ver el estudio completo

Sintomatología de la disforia de género

Además de la categoría y su definición, el DSM-5 también enumera una serie de “síntomas” que señalan la existencia de la disforia de género. Esto a su vez es contradictorio, porque en el mismo manual se evita definir a  la disforia como “transtorno” o “enfermedad”. 

Sin embargo,  repasaremos la sintomatología social y clínica de la disforia de género según el DSM-5 para aquellos que quieran tomar conocimiento de lo que expresa este manual. 

Antes, retomamos el señalamiento de Otomie (2019) que explica que cuando la psiquiatría y la psicología consideran “síntomas” a las angustias y a las incomodidades que experimentan las personas transexuales, invisibilizan que  esto se origina en las contradicciones  que “los discursos dominantes esperan del sujeto y las acciones que éste lleva a cabo”. 

Cuando los profesionales de la salud no identifican ese génesis, terminan cumpliendo la función de “ortopedas morales” (Foucault, 1986). 

Es por esto que se  debería hablar de disforia social, en vez de “género”,  al ser que la  incomodidad que puede llegar a sentir una persona transexual proviene de un “entorno hostil e insensible” (Otomie, 2019). 

Luego de realizar estas aclaraciones, especificamos los “síntomas” enumerados por el DSM-5. 

Sintomatología social

  1. 1. Malestar conductual, mental y emocional con la anatomía propia. Esto lleva a producir rechazo, ocultamiento y deseo de cambio profundo.
  2. 2. Malestar hacia las representaciones sociales de los sexos: feminidad y masculinidad, maneras de vestir, juguetes, juegos, compañía, etc. A veces las características del otro sexo son atractivas mientras que en otros rechazan el género binario, eligiendo otras alternativas
  3. 3. Conflictos familiares: rechazo de los padres hacia sus hijos o hijas con esta problemática. Disciplina autoritaria y rígida, falta de comprensión, insultos, bromas, etc.
  4. 4. Conflictos institucionales: rechazo en la escuela y otras instituciones similares por parte de profesionales y los propios compañeros.
  5. 5. Conflictos con los pares: rechazos, acosos, bromas, vejaciones, etc. La estigmatización en estos casos es frecuente.
  6. 6. Dificultades amorosas y sexuales.

Sintomatología clínica

Los síntomas clínicos producto de la disforia de género pueden ser muy diversos. Entre los más habituales, se encuentran:

  • 1. Ansiedad
  • 2. Depresión
  • 3. Aislamiento social
  • 4. Ideas de suicidio

Acompañamiento psicológico en la transición

En los casos en  que la persona que atraviesa un tratamiento de transición desee un acompañamiento psicólogico, es necesario que el profesional que cumpla esa función se haya interiorizado previamente en el cuestionamiento y deconstrucción de la psicopatologización de la transexualidad.  

Y a su vez, que se encuentre psico educado en lo que respecta a la identidad de género desde un enfoque de los derechos humanos.  

La terapia debe abordarse desde un enfoque responsable y respetuoso de la autopercepción del paciente. Esta instancia de transición es percibida por cada persona de distintas maneras, y generalmente un factor que influye es la contención de su circulo cercanos. 

Lamentablemente, como mencionamos anteriormente, la sociedad excluye y discrimina en distintos niveles a estas personas. Por tal motivo, es muy común, que las personas transexuales carezcan de estos espacios de apoyo. Por eso, esta debe ser la función principal asumida por el terapeuta.  

Conclusión

Como vimos a lo largo de la nota, la disforia de género es una categoría vetusta.

 La inexistencia, en algunos países, de sistemas legales que aseguren el derecho al reconocimiento de la autopercepción de género no es motivo suficiente para legitimar la naturalización de esta categoría en la enseñanza académica y el uso profesional. 

Desde la óptica de este artículo, volvemos a remarcar la necesidad de despatologizar la transexualidad y recordar que no se trata de un trastorno ni enfermedad mental. 

 Además, subrayamos que en los casos en los que se manifiesta  malestar en la persona transexual, este no se fundamenta en una origen interno, sino en el rechazo de una sociedad marcadamente patriarcal, biologicista y heteronormativa. 

Fuentes

Red de psicólogos y profesionales de la salud mental, en la ciudad de Córdoba Argentina, dedicados a brindar diferentes servicios.

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