En nuestra vida, es probable que debamos enfrentarnos a situaciones traumáticas o dolorosas que nos afectarán profundamente. La naturaleza de estos acontecimientos es diversa, pero provocan una ruptura en nuestra historia tanto personal como familiar o colectiva.
Estas pueden desencadenar lo que, en psicología, se conoce como crisis emocionales. Se trata de un estado en el que la persona se siente completamente incapaz de superar la situación.
En esta nota, repasamos qué es una crisis emocional, cuáles son sus efectos y cómo tratarla. También, analizaremos cómo atraviesan niños y adolescentes este tipo de situaciones y repasaremos algunos consejos esenciales para acompañarlos.
Qué es una crisis emocional
A la hora de establecer una definición de la crisis emocional, José Luis González de Rivera habla de un síndrome agudo de estrés. Este se caracteriza por una ruptura brusca, un cambio significativo y determinante que provoca una respuesta activa en quien la sufre.
Las crisis emocionales constituyen así un estado de desorganización producto del impacto de una situación que altera la vida. Esta puede ser la muerte de un ser querido, catástrofes naturales, accidentes graves o rupturas en la pareja, entre muchas otras.
Los eventos traumáticos exceden la capacidad habitual de las personas para enfrentar problemas, provocando la crisis emocional. Quien la sufre pierde la capacidad de respuesta así como también la de adaptarse al evento traumático.
Tipos de crisis emocionales y ejemplos
Las crisis emocionales pueden dividirse en varios tipos, dependiendo de diversos factores. Entre los más importantes, destacan las circunstancias concretas en las que surgieron, su contenido y sus aspectos formales.
De esta manera, en Psicología, las crisis emocionales pueden clasificarse en:
- Crisis generalizadas: Se caracterizan por afectar a todo un grupo, comunidad, familia u organización. Durante estas suelen emerger personalidades que actúan como líderes, resolviendo los problemas de la comunidad. Por ejemplo, reducción de personal en una empresa o la muerte de un miembro de una escuela.
- Crisis personales: Estas afectan a una persona de manera independiente al acontecer social. El origen de estas crisis están relacionadas con el carácter y oportunidades de las personas, más que con un evento particular.
- Crisis inesperadas e imprevisibles: Estas surgen a partir de eventos catastróficos sorpresivos, es decir, que no existe una preparación previa. Entre los ejemplos más habituales, se encuentran los accidentes graves, muertes tempranas, catástrofes naturales, etc.
- Crisis anticipadas o previsibles: Por el contrario de las anteriores, se trata de crisis provocadas por eventos esperables. Por ejemplo, la muerte de alguien mayor o enfermo o crisis emocionales por divorcios anunciados.
- Crisis normativas: Se trata de un tipo especial de crisis previsible, relacionado con la edad de cada persona. Estas son universales puesto que todos las atravesamos, pero, al mismo tiempo, son vivencias intransferibles fuertemente ligadas a la personalidad de cada uno.
- Transiciones o cambios vitales importantes: Este último tipo de crisis tienen como característica principal que son cambios generados de manera consciente por las personas.
Efectos y características de una crisis emocional
Cada persona es diferente y, por esa razón, las reacciones varían de acuerdo a quien la atraviesa. Las consecuencias y manifestaciones externas o aparentes son múltiples lo que dificulta su caracterización.
Sin embargo, podemos mencionar algunos efectos, dependiendo el área que afectan. Para empezar, dividiremos las consecuencias de una crisis emocional en la persona y luego analizaremos cómo lo afecta en sus relaciones.
Efectos individuales ante una crisis emocional
Las crisis emocionales provocan una sensación de vulnerabilidad y falta de control sobre los acontecimientos. Pero, además, esto se manifiesta en alteraciones en diversas áreas del funcionamiento. A continuación, las distinguimos y repasamos sus efectos.
1. Efectos conductuales
- Conductas erráticas
- Sobreactivación
- Impulsividad
- Paralización
- Evitación
- Consumo de alcohol o sustancias psicoactivas
- Aislamiento o reducción de vida social
2. Efectos cognitivos
- Dificultad para dimensionar la situación crítica
- Confusión
- Dificultad para pensar y concentrarse
- Imposibilidad de solucionar los problemas
- Dificultad para decidir
- Tendencia a la dispersión
- Reexperimentación del evento crítico
- Asociación de objetos, personas o situaciones con el evento traumático
3. Efectos emocionales
- Estado de shock
- Emociones intensas (angustia, rabia, miedo, tristeza, impotencia)
- Desborde emocional
- Tensión
- Irritabilidad
- Aplanamiento afectivo
- Negación o minimización
- Desconexión emocional
- Revivir estados emocionales del evento
4. Efectos fisiológicos
- Dolores corporales
- Jaquecas, mareos, desmayos
- Taquicardia y alteraciones de la tensión
- Sofocamiento, falta de aire
- Síntomas gastrointestinales
- Cansancio
- Trastornos del sueño
- Trastornos de apetito
Efectos en relaciones
Por otro lado, las crisis emocionales no solo afectan a los individuos, sino también a sus relaciones. El riesgo de esto es perder las fuentes de apoyo sociales habituales a causa de los efectos de las crisis en las relaciones. Entre ellos, podemos destacar:
- Cambio en las formas de relación.
- Dificultades para coordinar cómo proceder.
- Responsabilidades superpuestas o que se diluyen.
- Culpabilización.
- Reactivación de conflictos previos.
Fases de la crisis
Muchos se preguntan cuánto dura una crisis emocional. Lo cierto es que esto dependerá de la inteligencia emocional, la capacidad de resiliencia de la persona y el éxito de sus estrategias para transitar y superar las distintas etapas de la crisis.
Las crisis emocionales no son estáticas, cuando alguien las atraviesa, transita por diversas fases o etapas. En psicología, podemos distinguir cuatro fases en este proceso. A continuación, repasamos de qué se trata cada una.
Primera fase: Skock
En este momento, se produce el shock o impacto que desencadena la crisis. Esto afecta profundamente al individuo. Entre las primeras reacciones, predomina la ansiedad, la irritabilidad y manifestaciones psicosomáticas. Además, aparecen los sentimientos de confusión, desamparo e impotencia.
Segunda fase: Desorganización crítica
Durante este período, predomina la desorganización crítica. La tensión aumenta debido a que el individuo no puede superar la crisis con las estrategias habituales de resolución de problemas.
Así, puede suceder que la persona opte por intentar mejorar las cosas o, simplemente, escapar. De esta manera, aparecen conductas psicopáticas, abuso de tóxicos, conductas autodestructivas y episodios emocionales bruscos. A su vez, también buscará ayuda —tanto de manera apropiada como desesperada.
Tercera fase: Resolución
En el desarrollo típico de una crisis, llega finalmente, la fase de la resolución, que constituye el núcleo central del proceso. Durante este periodo, el sujeto llega a formarse una idea acerca de la situación y de su posición ante ella.
En los mejores casos, la persona descubre nuevas estrategias de afrontamiento o encuentra fuentes de ayuda. De lo contrario, puede consolidar mecanismos de evitación y retraimiento.
Cuarta fase: Retirada
Cuando la crisis no se resuelve, se llega a la fase de la retirada final. Esta puede ser total —suicidio— o parcial.
Dentro de este último caso, pueden dividirse en resolución parcial interna —desorganización psicótica o estructuración delirante— o externa —cambio radical de entorno, actividad, nombre. En cualquiera de los casos, la crisis se termina.
Crisis emocionales en niños y adolescentes
Como vimos, las crisis pueden presentarse tanto en individuos como en familias o comunidades enteras. Sin embargo, los niños y adolescentes son los más vulnerables a los efectos de estas.
Esto se debe, en principio, a que los menores dependen física y emocionalmente de los adultos. No solo requieren su cuidado y apoyo durante la crisis, sino que también los necesitan para comprender los sucesos que ocurren a su alrededor.
¿Qué necesitan los niños?
Al atravesar una crisis, los menores precisan la contención y apoyo de los adultos que los rodean. Por ello, repasamos lo que necesitan niños y adolescentes en estos casos:
1. Comprender qué está sucediendo
- Conocer los hechos a través de una persona cercana.
- La información que reciba debe ser adecuada a su edad y nivel evolutivo.
- Necesita espacios para conversar sobre lo ocurrido, pero no ser forzado a hacerlo.
- Los adultos deben estar atentos a responder sus preguntas y despejar dudas e inquietudes.
2. Sentirse seguros
- Saber que está fuera de peligro, bajo el cuidado y la protección de los adultos.
- Permanecer cerca de sus seres queridos.
- Conocer acerca de los cambios próximos.
- Contar con un entorno predecible y rutinas que organicen su día a día.
- Saber que, a pesar de todo, es posible continuar con su vida.
3. Expresar sus sentimientos
- Poder nombrar sus emociones.
- Que se acepte su forma de sentir frente a la crisis.
- Saber que está bien sentir lo que siente sin culpa ni vergüenza.
- Contar con vías de expresión adecuadas a su edad.
- Entender que puede reír, jugar o pasarlo bien a pesar de lo ocurrido sin pensar que es incorrecto.
¿Cómo hablar con ellos?
Como vimos, la comunicación y el apoyo son esenciales a la hora de acompañar a un niño o adolescente que atraviesa una crisis. Por eso, a continuación, repasamos algunos consejos para tener en cuenta a la hora de hablar con ellos.
- Generar el espacio propicio (privado y tranquilo) para hablar y conectar emocionalmente.
- Recordar que es importante adecuar la explicación a su edad, pero brindando siempre la verdad.
- Apelar a elementos concretos que el niño haya experimentado.
- Tomarse el tiempo para comprender las inquietudes y percepciones del niño antes de responder sus preguntas.
- Permitir que cuente su historia o percepción de los acontecimientos.
- Escuchar atentamente, mostrando interés y preocupación.
- Facilitar futuras conversaciones.
Intervención y tratamiento
Estas situaciones requieren de ayuda tanto profesional como de los círculos más cercanos. Por eso, es importante conocer cómo ayudar a alguien frente a una crisis emocional.
Intervención en la crisis
En el ámbito profesional, es esencial un tratamiento intensivo y breve. Es por eso que se desarrolló el procedimiento de intervención en la crisis. Su objetivo principal es modificar la relación de fuerzas en lucha que constituyen una crisis e inclinarlas hacia el lado positivo.
En este punto, se generará una relación terapéutica empática y sincera, donde se evitarán muestras de compasión. El terapeuta trabajará de manera cooperativa con el paciente, buscando la desculpabilización y favoreciendo la recuperación de sentimientos de competencia y eficacia.
Por otro lado, se buscará dar salida a respuestas emocionales contenidas y recontextualizar los acontecimientos en perspectiva. En algunos casos, puede resultar útil complementar con tratamientos psicofarmacológicos para obtener mejores respuestas a la psicoterapia.
Cómo superarla
Como vimos a lo largo de todo este artículo, las crisis emocionales tienen diversas características, pero lo importante es que son transitorias. Saber esto es el primer paso para superarlas.
Por otro lado, durante una crisis, resulta esencial buscar y aceptar ayuda, tanto de los círculos cercanos como de profesionales. Esto nos permitirá hablar de nuestros conflictos y emociones y verlos en perspectiva.
Todos atravesaremos, en mayor o menor medida, diversas situaciones que nos pondrán en jaque. Por eso, es clave entrenar la capacidad para enfrentarnos a ellas y superarlas de la mejor manera posible.
Fuentes
- Gonzáles de Rivera. Psicoterapia de la crisis
- Hernández Marin y Gutiérrez López. Manual básico de primeros auxilios psicológicos
- Guía de atención al paciente en crisis emocional
- Ramirez. Primeros auxilios psicológicos (PAP) Intervención en crisis emocional