Dislalia: un problema común en niños

Dislalia - Niño hablando

Cuando los niños empiezan a hablar, es común que les cueste pronunciar algunas palabras. De hecho, hay algunos sonidos especialmente difíciles de emitir, porque los fonemas son complejos. Pese a que generalmente lo vemos como algo gracioso, este problema puede repercutir de manera negativa en el habla de los más chicos. Como consecuencia, muchas veces termina transformándose en una dislalia a partir de determinada edad.

En este artículo, explicamos qué es la dislalia, y cuáles son sus causas y consecuencias. Además, te comentamos cuáles son los tratamientos recomendados.

¿Qué es la dislalia?

La dislalia es un tipo de trastorno de habla que presentan niños o niñas mayores de cuatro años, para producir o articular uno o varios fonemas. Un niño con dislalia omite ciertos sonidos, o los sustituye por otros pero de manera errónea: por ejemplo, dice “esa” o “desa”, en vez de “mesa”. Lo que sucede normalmente, es que pueden pronunciar de manera correcta las sílabas por separado (“me-sa”), pero al unir los fonemas se produce el error. Como consecuencia, muchas veces es difícil comprender lo que dicen.

Esta dificultad se presenta sin que exista ningún trastorno en el sistema nervioso central o periférico, y tampoco se presentan deformaciones en la anatomía o fisiología de los órganos.

Es muy importante que este trastorno sea tratado de forma temprana por un logopeda o fonoaudiólogo. De este modo, se evitará que el problema derive en un bajo rendimiento académico. Esta terapia, conjuntamente con el apoyo de los padres y psicólogos infantiles; suelen dar excelentes resultados en un corto período de tiempo.

¿Cuáles son las causas de la dislalia?

La dislalia puede desarrollarse por diversa causas. Algunas de ellas pueden estar relacionadas con funciones orgánicas específicas, pero también con un estilo de crianza que no favorezca el desarrollo de lenguaje y la comunicación en el niño.

Los niños que son tímidos, aquellos que están desmotivados o sobreestimulados (con numerosas actividades escolares, por ejemplo); aquellos que sienten la falta de cariño en el seno familiar, o acostumbran a vivir situaciones conflictivas con frecuencia; tienen más posibilidades de tener dislalia.

Pese a que las clasificaciones pueden variar, la mayoría de los autores postulan que existen cuatro causas u orígenes de dislalia. A continuación las desarrollamos brevemente.

 

Fisiológicas

Este tipo de dislalia se produce debido a la inmadurez de los órganos del habla cuando los niños son todavía pequeños. En estos casos, los niños no repiten por imitación las palabras que escuchan, incluso cuando su desarrollo y edad cronológica ya se consideran adecuadas para esto.

Por lo general, se presenta cerca de los cuatro años de edad, y suele visibilizarse por una repetición fonéticamente incorrecta.

Audiógenas

En estos casos, la dislalia se da como consecuencia de una deficiencia auditiva. Este defecto en la audición impide que el niño pueda adquirir la capacidad de expresarse con normalidad (si su percepción auditiva es deficiente, también lo será su pronunciación).

En última instancia, esto puede dificultar el aprendizaje del niño en la escuela.

Funcionales

Las dislalias funcionales se producen por un defecto en la articulación del lenguaje, que se origina por un funcionamiento anormal en los órganos periféricos del habla. Por lo general, los fonemas que se omiten o sustituyen son la “r”, “s”, “z”, “l”, “k” y “ch”.

Se trata del tipo más común de dislalia, y no existe ningún defecto orgánico que la provoque. Las causas por las que se producen pueden estar relacionadas con una educación deficiente, o un entorno familiar/social poco favorable para el niño.

Pese a que en ocasiones la dislalia termina por desaparecer espontáneamente cuando el niño crece, es importante que el niño realice un tratamiento para corregirla si se mantiene luego de los cuatro años. De este modo, se podrán evitar consecuencias negativas que podrían impactar en el desarrollo cognitivo y en las relaciones sociales del niño.

Orgánicas

Este tipo de dislalia es también conocido como disglosia. Reciben este nombre cuando los problemas en la pronunciación se relacionan con algunos órganos que intervienen en el habla. Pueden ser:

  • Labiales.
  • Palatinas (del paladar).
  • Dentales.
  • Linguales.
  • Mandibulares.
  • Nasales.

 

¿Cuáles son los tipos de dislalia?

En la dislalia, la pronunciación de los fonemas puede verse alterada de distintas maneras. Por ejemplo, por sustitución (cuando un sonido es reemplazado por otro), por omisión (cuando se evita emitir sonido sobre el fonema que no se sabe pronunciar), por inversión (cuando se cambia el orden a los sonidos), o por adición (cuando se intercala junto al sonido que no se puede pronunciar).

En función del fonema que es alterado, da dislalia puede dividirse de la siguiente manera:

  • Betacismo: problemas en la pronunciación de la B y P.
  • Chuitisimo: defectos en la pronunciación de la CH.
  • Deltacismo: inconvenientes en la pronunciación de la D y T.
  • Ficismo: defectos en la pronunciación de la F.
  • Gammacismo: defectos en la pronunciación de la G.
  • Jotacismo: defectos en la pronunciación de la J.
  • Lambdacismo: defectos en la pronunciación de la L.
  • Kappacismo: pronunciación de la K y la Q.
  • Mistacismo: pronunciación de la M.
  • Rotacismo: pronunciación de la R.
  • Sigmatismo: pronunciación de la S.

¿Existe un tratamiento para la dislalia?

La respuesta es sí. Existe un tratamiento en el que, dependiendo del tipo de trastorno y las causas por las que se origina, a menudo se obtienen excelentes resultados.

El tratamiento indicado para casos de Dislalia debe llevarse a cabo con un fonoaudiólogo. En las sesiones con este profesional, los niños suelen realizar numerosos ejercicios que les permiten reforzar y mejorar la musculatura que se utiliza en la producción de sonidos. Algunos de los objetivos son el mejoramiento de la articulación de las palabras, el uso que se hace de la respiración,  el ritmo con el que se pronuncia, o la expresión, entre otros aspectos.

Teniendo en cuenta la edad a la que se manifiesta la dislalia, casi siempre los ejercicios se plantean en forma de juegos. Esto permite que el niño se sienta cómodo, y le resulte más ameno aprender las diferentes habilidades. Sumado a ello, es fundamental que los padres participen, y cooperen con el tratamiento del niño incluso en el hogar.

Hay casos en que el tratamiento con el fonoaudiólogo puede ser complementado con un psicólogo infantil. Como hemos visto, algunas de las causas de la dislalia se relacionan con la salud mental del niño. Por ende, el tratamiento con el psicólogo puede ayudar a comprender y resolver aquellas cuestiones que afectan al niño.

Finalmente, en los casos en que la dislalia tiene un origen físico, es de suma importancia concurrir al médico.

 

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