Todos conocemos la historia de Peter Pan, o al menos su parte más esencial. Se trata de un joven que no quiere madurar y por eso, vive en “El país del nunca jamás”; lugar donde no crece nunca.
Pese a que puede ser ficcional, todos (o casi todos) conocemos a alguien que tiene actitudes similares al famoso personaje. De hecho, existe una manifestación que recibe su nombre: el Síndrome de Peter Pan.
Este síndrome no se encuentra listado en ningún manual diagnóstico. Pese a ello, su popularidad hace que el término se encuentre ampliamente extendido, tanto en el mundo de la psicología, como en la opinión pública.
¿Cómo surgió y qué es el Síndrome de Peter Pan?
El término surgió en los años 80, cuando el psicólogo norteamericano Dan Kiley notó que algunos de sus pacientes tenían problemas para asumir responsabilidades de la vida adulta; tal como ocurría con el personaje de Peter Pan. En base a esto, escribió un libro al que llamó “El síndrome de Peter Pan: los hombres que nunca crecen”; que fue publicado en el año 1983.
Para Kiley, el Síndrome se presenta cuando un adulto no es capaz de madurar, asumir obligaciones ni desempeñar los roles que se esperan de él de acuerdo a su ciclo vital.
Por lo general, varía en sus formas, de acuerdo a una persona u otra. Sin embargo, el modo estereotípico se refleja en una persona que no desea entrar en la vida adulta. Pueden no trabajar o tener ninguna responsabilidad, y su deseo es que el entorno y las personas que lo rodean acepten su estilo de vida.
Teniendo en cuenta que no se trata de un trastorno oficial, es difícil reconocer quién lo padece. Sólo porque una persona tenga tendencias o comportamientos infantiles, como la curiosidad, el sentido del humor, o adoración por ciertas cosas vinculadas a la infancia; no significa que padezca el Síndrome de Peter Pan.
¿Cuáles son los síntomas más comunes?
¿Cómo puedo saber si una persona tiene el síndrome de Peter Pan? Teniendo en cuenta que no se trata de un problema clínicamente clasificado, no existe una lista oficial de síntomas que permita identificar a las personas que lo padecen. Y como dijimos algunas líneas arriba, sólo porque alguien tenga tendencias o gustos “infantiles”, no significa que padezca el síndrome.
De todos modos, sin hablar de criterios diagnósticos, sí es posible elaborar un “perfil de comportamiento” de las personas con Síndrome de Peter Pan.
A continuación te compartimos algunos de los signos más presentas.
Comportamientos infantiles
Las personas que padecen el Síndrome de Peter Pan suelen pensar, sentir y actuar como si fueran niños. Esto hace que necesiten ser cuidados por una persona “más fuerte” (por lo general, los padres), quienes terminan asumiendo las responsabilidades que el hijo no puede asumir.
Es todo culpa del resto
Por lo general, tienen baja autoestima, inseguridad y poca tolerancia a la frustración. Esto lleva a que no quieran hacerse cargo nada. Por el contrario, la culpa siempre es de otra persona.
Falta de interés en la carrera o el trabajo
La mayoría de los trabajos no son divertidos. De hecho, no es muy frecuente que una persona acuda todos los días entusiasmada a trabajar; sabiendo que deberá pasar varias horas allí, que a veces estará más cansada, y que quizá el pago no sea el mejor.
Es entendible que esto pueda generar cierta desmotivación. Sin embargo, es parte de la vida, y en cierta forma, está en cada persona trabajar para mejorar esa realidad.
Pero quienes tienen el Síndrome de Peter Pan no sólo se encuentran desmotivados para encontrar un trabajo; sino que cuando lo tienen se esfuerzan poco, no demuestran ningún interés por avanzar en su carrera profesional, y suelen ser despedidos continuamente.
No son capaces de manejar distintas situaciones
Como adultos, a menudo debemos enfrentar situaciones desafiantes, y tenemos que aprender a lidiar con ellas. Desde peleas o discusiones hasta estrés y tensión, las personas van aprendiendo cómo sobrellevarlas.
Sin embargo, alguien que padece el Síndrome de Peter Pan puede encontrar difícil lidiar con estas situaciones. En vez de hacerlo, utilizan otros recursos como los gritos o berrinches, que no ayudan en nada a resolver los inconvenientes.
Todos tenemos nuestras fallas ocasionales, por lo que el sólo hecho de haber reaccionado infantilmente en alguna ocasión no nos hace padecer el síndrome. Sin embargo, si una persona se niega constantemente a solucionar los problemas, puede deberse al Síndrome de Peter Pan.
Problemas para comprometerse
Alguien que padece el Síndrome de Peter Pan puede estar interesado en las relaciones o incluso el sexo, pero no por demasiado tiempo. Por lo general, buscan vínculos casuales, o aseguran que se comprometerán pero rompen la relación luego de un breve período de tiempo.
Desconfianza
Todos hemos fallado o dejado de hacer algo que debíamos hacer en algún momento; pero quienes tienen el Síndrome de Peter Pan parecen nunca ser confiables. Pueden prometer hacer algo por vos, y cuando llega el momento no aparecen.
¿Cuáles son las causas y consecuencias del Síndrome de Peter Pan?
Es muy difícil encontrar una sola causa por la que alguien desea evitar responsabilidades a esta escala. Por lo general, estos comportamientos suelen ser consecuencia de numerosos factores (características de personalidad, modos de afrontar los problemas, falta de habilidades sociales, miedos, etc.).
A menudo, la causa principal se halla en la infancia: una época extremadamente feliz, que la persona tiende a idealizar; o por el contrario, una infancia completamente infeliz y carente de afecto.
Cuando hablamos del primero de los casos, la persona tiende a querer “inmortalizar” esos momentos vividos, con el objetivo de experimentar una permanente niñez. En el segundo caso, el objetivo es el de recuperar el tiempo perdido, y tratar de mantenerse en la infancia.
El Síndrome de Peter Pan también se vincula con la carencia de afecto estable durante la niñez. También se relaciona con lo contrario: el excesivo cariño, la educación demasiado permisiva y la falta de enseñanzas de habilidades para desenvolverse en la vida adulta.
Más allá de las causas, este Síndrome tienen también sus consecuencias negativas, que afectan tanto la conducta como las emociones de quienes los padecen:
- Son comunes los altos niveles de ansiedad y tristeza, pudiendo desarrollarse depresión si no se trata.
- Muchas veces, la persona se siente poco satisfecha y realizada con su vida: al no asumir ninguna responsabilidad, tampoco disfruta de los retos y los logros. Esto necesariamente repercute en el autoestima, que tiende a ser muy bajo.
¿Cómo actuar ante el Síndrome de Peter Pan?
Lo más importante es la prevención: intentar educar a los niños desde el amor, estableciendo pautas de conductas y enseñando aquellas habilidades necesarias para desempeñarse en la vida adulta.
Cuando el problema no se aborda a tiempo, la terapia psicológica pasa a ser un elemento muy importante. Es el psicólogo quien, con sus conocimientos, ayudará a la persona a identificar las causas de su comportamiento; y brindará las herramientas que le permitan comenzar a asumir responsabilidades acordes a su edad.