Las personas que sufren de claustrofobia cada vez que entran a un lugar cerrado, como la sala de un cine, se fijan a sus alrededores en busca de la salida más cercana. Evitan espacios reducidos como ascensores, sótanos o aviones. Los espacios llenos de gente también pueden desencadenar un miedo intenso ya que las salidas pueden encontrarse bloqueadas y el escape rápido puede ser difícil.
Quienes tienen este tipo de fobia harán todo lo posible por evitar espacios pequeños y situaciones que provoquen ansiedad, dificultad para respirar, y sentimientos de pánico.
Vivir con la claustrofobia puede ser difícil ya que se tiende a evitar ciertas situaciones y lugares. La buena noticia es que, al igual que otras fobias, la claustrofobia se puede tratar.
En este artículo te contamos cómo se manifiesta la claustrofobia, sus causas y qué tratamientos existen actualmente.
¿Cómo se manifiesta?
La claustrofobia se manifiesta de dos maneras, por un lado la persona tiene miedo de sentirse atrapada, y siente limitados sus movimientos; y por otro, experimenta el miedo al ahogo y la sensación de asfixia.
Cuando la persona que tiene claustrofobia se encuentra ante situaciones temidas, experimenta una gran preocupación, miedo y también sensaciones corporales, tales como:
- Sudoración
- Ritmo cardíaco acelerado
- Mareos
- Boca seca
- Sofocos
- Dolor de cabeza
- Sensación de asfixia
- Opresión en el pecho, dolor en el pecho y dificultad para respirar
- Confusión o desorientación
Muchas veces, cuando quienes padecen de claustrofobia se enfrentan a situaciones de encierro experimentan una gran ansiedad y por lo tanto puede intentar protegerse de algún modo, por ejemplo:
- Dentro de una habitación: comprueba las salidas, se para cerca de ellas o se alarma si todas las puertas están cerradas.
- En un vehículo: evita conducir o viajar como pasajero cuando es probable que haya congestión de tráfico.
- En una fiesta: se queda cerca de la puerta aunque el salón sea grande.
- Cuando se encuentra en un edificio evita el ascensor y prefiere las escaleras.
- En el colectivo sentarse del lado del pasillo y en el cine sentarse en la última fila.
Cuando se hace presente el pensamiento “no voy a poder salir de ahí”, la persona decide evitar los lugares cerrados para no afrontar la situación temida, lo cual termina interfiriendo en su vida cotidiana al ser incapaz de ir al cine, a bailar, no poder trabajar en oficinas pequeñas o no poder realizarse una prueba médica como una resonancia magnética.
También, puede aparecer una ansiedad anticipada, lo que significa que antes de que la persona se tenga que enfrentar a la situación temida, ya aparecen sensaciones corporales y pensamientos perturbadores.
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¿Cuáles son las causas de la claustrofobia?
Algunas de las causas de la claustrofobia pueden ser:
Experiencia traumática en la infancia:
Una experiencia en la infancia puede ser, a menudo, lo que desencadene que una persona asocie determinados espacios con una sensación de pánico y ansiedad.
Las experiencias comunes que pueden desencadenar esta patología son:
- Estar encerrado en una habitación oscura por accidente o a propósito y no encontrar la puerta
- Encerrarse en un armario
- Caerse en una pileta llena de agua y no saber nadar
- Perderse entre un montón de gente y no encontrar a los padres o amigos
- Tener un padre con claustrofobia
Si bien la claustrofobia puede surgir a partir de una experiencia traumática durante la infancia, su inicio puede producirse en cualquier momento de la vida de la persona, afectando la capacidad para enfrentar una situación similar en el futuro.
Amígdala más pequeña
La amígdala es una las estructuras más importantes del cerebro, ya que es necesaria para el condicionamiento del miedo o para las respuestas de lucha o huida. Las personas que tienen una amígdala más pequeña pueden ver afectada su susceptibilidad produciendo una reacción exagerada cuando se encuentra encerrada físicamente.
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¿Existe tratamiento para la claustrofobia?
Los relajantes que leemos como salida evitativa nunca son una solución final, tienen poca efectividad ya que duran lo que dure el efecto de la pastilla.
Sin embargo, el objetivo de la terapia es fomentar y desarrollar estrategias y herramientas a largo plazo.
A continuación te contamos algunos de los principales tipos de terapia:
Terapia cognitiva conductual
Esta terapia le permite a la persona identificar las señales que le envía el cuerpo y aprender nuevas maneras de reaccionar ante las situaciones que desencadenan los síntomas de la claustrofobia.
El objetivo de la terapia cognitiva conductual es que quienes sufren de claustrofobia dejen de sentirse amenazados por determinados lugares, ayudándolos a lidiar con su miedo y ansiedad.
Este tipo de terapia se centra en tres aspectos: el estímulo que genera la fobia o la reacción de miedo de la persona, como por ejemplo subirse a un avión, los espacios cerrados. Luego, los pensamientos que se generan ante esta situación o estímulo; y por último, las consecuencias de esos pensamientos que terminan provocando un determinado comportamiento, comúnmente de evitación.
Terapia de exposición
En esta terapia el paciente se expone, ya sea de manera real (yendo a lugares cerrados), mental (a través de visualizaciones) o asistido con realidad virtual, a la situación que desencadena la claustrofobia. De esta manera, va enfrentando y superando su miedo.
La exposición al estímulo que provoca la fobia se hace de manera gradual y con supervisión, ya que al aproximar a la persona a la situación de claustrofobia se van enseñando diferentes estrategias de control de los síntomas y regulación emocional. De esta manera, la persona va aprendiendo a sobrellevar la ansiedad, y se van reduciendo dichos síntomas.
Técnicas de relajación
Las técnicas de relajación son utilizadas en el tratamiento de la claustrofobia ya que meditar, respirar profundamente, conectarse con uno mismo, y hacer ejercicios para relajar los músculos ayudan a lidiar con la ansiedad y los pensamientos negativos.
Todas las técnicas que ayudan a controlar la ansiedad también son útiles para tratar la claustrofobia. Una de ellas es la técnica Mindfulness, la cual ayuda a las personas a gestionar sus emociones generando un mayor nivel de bienestar y armonía en su vida cotidiana. A través del Mindfulness se pueden observar los pensamientos desde una postura no reactiva, sino independiente. Esto abre la posibilidad de nuevas perspectivas en la vida cotidiana.