Tics nerviosos: ¿Qué son y cómo se manifiestan?

Los tics nerviosos son movimientos corporales involuntarios, que se manifiestan en forma de espasmos, movimientos o sonidos repentinos, bruscos y repetitivos. Estos espasmos implican a uno o varios músculos que, en el resto de las situaciones, la persona puede controlar voluntariamente.

Por lo general aparecen durante la niñez, entre los 5 y 10 años; aunque ocasionalmente se desarrollan en adultos. A su vez, suelen aparecer con mayor frecuencia en hombres, antes que en mujeres.

En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), a partir del cual se rigen los profesionales de la salud mental; se incluyen tres tipos de tic nerviosos. Ellos son:

  • Síndrome de Tourette.
  • Trastorno de Tic Persistente (crónico).
  • Trastorno de Tic Transitorio.

Los distintos trastornos de tic difieren uno de otros en función del tipo de tic presente (motor o vocal, o la combinación de ambos); y de cuánto tiempo los ha padecido la persona.

Casi siempre, la aparición de los tics se intensifica en momentos de alto estrés o nervios. Por el contrario, las manifestaciones disminuyen cuando la persona está tranquila o la situación estresante ha pasado. Lo positivo es que con tiempo y esfuerzo, una persona puede llegar a controlar los tics.

¿Cómo se manifiestan y cómo pueden detectarse los tics?

Los tics se manifiestan de distinta manera, dependiendo de si son motores o verbales:

  • Motores. Incluyen movimientos de hombros y cabeza, parpadeo o levantar las cejas continuamente, sacudidas, golpes, chasquidos de los dedos, estirar un brazo repetidamente, tocar cosas u otras personas. Por lo general, tienden a aparecer antes que los vocales.
  • Vocales. Son sonidos, como el toser o carraspear continuamente, aclararse la garganta o gruñir, o repetir palabras o frases.

A su vez, el NHS (Sistema Nacional de Salud de Reino Unido), los clasifica de la siguiente manera:

  • Tics simples. Son repentinos y fugaces, e involucran pocos grupos musculares. Los ejemplos incluyen contracciones de la nariz, movimientos de los ojos, o aclararse la garganta.
  • Tics complejos. Incluyen movimientos coordinados, utilizando numerosos grupos musculares. Por ejemplo, saltar o pisar de una determinada manera, gesticular, o repetir palabras y frases.

¿Cuáles son los tics más comunes?

Tal como explicamos al comienzo, existen tres clases de tics, que se diferencian principalmente por el modo en que se manifiestan. Acá, te explicamos cuáles son los criterios diagnósticos de acuerdo al DSM-5.

Trastorno de Tic transitorio

La persona debe:

  • Tener uno o más síntomas motores o vocales.
  • Haber estado presentes por no más de 12 meses seguidos.
  • Haber comenzado antes de los 18 años.
  • No haber sido diagnosticado con los trastornos de Tourette o persistente.

Trastorno de Tic persistente

Para ser diagnosticada con este trastorno, una persona debe:

  • Tener uno o más tics motores o vocales, pero no ambos.
  • Tener tics que se manifiestan muchas veces al día casi todos los días, o de manera intermitente durante un período de un año.
  • Haber comenzado a padecerlos antes de los 19 años.
  • No haber sido diagnosticado con Síndrome de Tourette.

Síndrome de Tourette

El Síndrome de Tourette es un trastorno neurológico complejo. A su vez, es el más severo y menos común de los trastornos de tics.

Para ser diagnosticada con este Síndrome, una persona debe:

  • Tener dos o más tics motores (por ejemplo, parpadear o encoger los hombros), y al menos un tic vocal (tararear, aclarar la garganta, gritar una palabra o frase); pese a que no siempre aparecen al mismo tiempo.
  • Haber padecido estos tics al menos por dos años. Pueden manifestarse varias veces al día, casi todos los días, o de vez en cuando.
  • Haber comenzado a padecerlo antes de los 18 años.

¿Cuánto duran los tic nerviosos?

La duración de los tics es totalmente relativa. Muchos casos son temporales y se resuelven dentro del año. Sin embargo, algunas personas terminan desarrollando un desorden crónico. Todo dependerá de cómo los factores ambientales afectan a las
personas, y de qué hacen los pacientes para modificar esa situación y tomar el control sobre su problema. Los síntomas de tic Tics nerviosos - Mujer con tic facial

pueden:

  • Empeorar con las emociones, como ansiedad, excitación, enojo y fatiga.
  • Aumentar durante períodos de enfermedad.
  • Empeorar con temperaturas extremas.
  • Ocurrir durante el sueño.
  • Variar con el tiempo, en tipo y severidad.
  • Mejorar con el tiempo.

¿Cuáles son las causas de los tic nerviosos?

Tal como sucede con numerosos trastornos, la causa exacta de los tics es todavía desconocida. Sin embargo, se estima que pueden tener un componente genético y un detonante psicosocial.

En el caso particular del Síndrome de Tourette, sí se sabe que existen algunas mutaciones en los genes que pueden jugar un rol importante. La química cerebral también parece ser relevante, especialmente la serotonina, dopamina y el glutamato (un neurotransmisor que interviene en distintos procesos del sistema nervioso).

Sin embargo, es importante aclarar que esta vulnerabilidad genética indica una predisposición a desarrollar el problema, pero no es una causa.

En la mayoría de los casos, los tics suelen desencadenarse por factores ambientales: son una manifestación de una fobia, de la ansiedad o el estrés. Otras causas pueden ser:

Por último, en un menor porcentaje, existen tics que sí tienen una causa directa, relacionada con distintos eventos como:

  • Lesiones en la cabeza.
  • Derrame cerebral.
  • Infecciones.
  • Intoxicación con venenos.
  • Operaciones.
  • Otras lesiones.

¿Existe un tratamiento?

En la mayoría de los casos, los tics nerviosos desaparecen gradual y automáticamente, sin necesidad de acudir a tratamiento. Sin embargo, si los movimientos involuntarios comienzan a interferir en el desempeño diario de la persona, existen tratamientos muy eficaces para lidiar con el problema.

El tipo de tratamiento siempre dependerá del tipo de tic, así como de la intensidad y gravedad. Pero lo importante es entender que no existe una “cura”, sino un modo de controlar estas manifestaciones, e incluso hacerlos invisibles socialmente.

En la mayoría de los casos, se recomienda la terapia psicológica. Ésta utiliza diversas técnicas como la prevención de la exposición y respuesta (ERP), o la terapia de reversión del hábito; con el objetivo de que las personas sean capaces de identificar cuándo va a aparecer un tic, y prevenirlo o utilizar movimientos que dificulten su aparición. También, existen otras técnicas útiles y complementarias a la terapia, como el Mindfulness o la meditación; que ayudan a lidiar con los factores ambientales.

 

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