El problema es cuando estos comportamientos comienzan a transformarse en un patrón frecuente y persistente. Es en estos casos cuando se comienza a hablar del “Trastorno negativista desafiante” (TND).
El trastorno negativista desafiante (también llamado “oposicionista desafiante”), es un trastorno de comportamiento. Se caracteriza por actitudes no cooperativas, negativas, desafiantes, irritables y de enfado hacia los padres y autoridades. Pero sobre todo, se caracteriza por la intensidad y frecuencia con la que se producen estos comportamientos.
En este artículo te brindamos información sobre este trastorno: cuáles sus síntomas, sus causas, y la forma en que se lleva a cabo el tratamiento.
¿Cuáles son los síntomas del TND?
Los síntomas del TND suelen comenzar a manifestarse durante los primeros años del niño en la escuela. A veces ocurre años después, pero no es lo más común. Este tipo de comportamiento causa grandes problemas en la vida familiar, las actividades sociales y en la vida escolar. Además, las consecuencias no sólo afectan al niño, sino también al entorno que lo rodea.
El DSM-5 (manual de salud mental a partir del cual se rige gran parte de los profesionales de la salud mental); establece cuáles son los criterios para determinar que una persona padece el trastorno negativista. A su vez, resalta que para realizarse el diagnóstico es importante que los síntomas se hayan manifestado al menos por seis meses.
Éstas son algunas de las características de las personas con TND:
Estado de ánimo irritable
- Pierden recurrentemente el temperamento.
- Se enojan con facilidad frecuentemente.
- Manifiestan enojo y resentimiento constante.
Conducta desafiante y argumentativa
- A menudo discuten con las personas adultas.
- Desobedecen constantemente, o se niegan a cumplir con las reglas de los adultos.
- Buscan molestar o alterar a otras personas de manera intencional.
- Suelen culpar a otros por sus errores o problemas de conducta.
Resentimiento
- Suelen ser rencorosos y vengarse de los demás.
Intensidad del Trastorno Negativista Desafiante
El TND puede variar en intensidad, de acuerdo a los ámbitos en los cuales se manifiestan los síntomas.
Se considera que el TND es leve cuando los síntomas ocurren sólo en un ámbito. Por ejemplo, sólo en la escuela, en el trabajo, en casa, o con determinadas personas. Por otra parte, el trastorno es diagnosticado como moderado cuando los síntomas se manifiestan en al menos dos escenarios. Finalmente, pasa a ser grave cuando los síntomas se manifiestan en tres o más escenarios.
Por lo general, los síntomas suelen comenzar en el hogar. Sin embargo, con el tiempo, comienzan a extenderse a otros ámbitos como la escuela o los amigos.
¿Cuáles son las causas y los factores de riesgo del Trastorno Negativista Desafiante?
Por el momento, no existe evidencia de que haya una única causa que origine este trastorno. Sin embargo, sí existen algunas teorías que plantean sus hipótesis al respecto:
- Teoría del desarrollo. Plantea que los problemas empiezan cuando el niño o niña tiene entre uno y dos años. A medida que van creciendo, encuentran difícil aprender a ser autónomos y separarse de la madre, con la cual están excesivamente unidos.
En este caso, estas actitudes negativas responderían a aspectos del desarrollo que no fueron resueltas en el momento adecuado.
- Teoría del aprendizaje. Establece que los comportamientos son producto de conductas negativas aplicadas desde el entorno al niño: por ejemplo, gritos o castigos. Esto origina conductas agresivas, rebeldes y desafiantes; ya que de ese modo, pueden llamar la atención de sus padres y hacer que éstos se preocupen por él/ella. Si bien no existe un patrón “definido” de familia, es más común que los niños con TND tengan padres que ejercen un extremado control sobre ellos.
De todos modos, la mayoría de los profesionales coincide en que el TND suele desencadenarse por una combinación de “factores de riesgo”; ya sean ambientales (vinculados al entorno), o genéticos (cuestiones vinculadas al temperamento, o a diferencias neurobiológicas). Algunos de éstos son:
- Temperamento. Niños cuyo temperamento le dificulta regular las emociones. Por ejemplo, cuando tienen fuertes reacciones emocionales en determinadas situaciones; o se frustran fácilmente.
- Problemas parentales. Niños que experimenta abusos o negligencia, daños físicos o emocionales, o falta de contención parental.
- Otros problemas familiares. Niños que viven en medio de conflictos familiares, o en donde alguien presenta enfermedades de salud mental o abuso de sustancias.
- Ambientales. Los comportamientos desafiantes pueden ser reforzados por medio de la atención de los pares y la falta de autoridad de otras figuras, como los maestros.
¿Cuáles son las consecuencias de este trastorno?
Las consecuencias del Trastorno Negativista Desafiante repercuten en numerosos ámbitos de la vida de quien lo padece.
Una de las consecuencias más recurrentes es la dificultad que tiene el niño o adolescente para hacer nuevas amistades o entablar nuevas relaciones. También, suelen aparecer problemas en el desempeño escolar, así como de control de impulsos. En ocasiones, también manifiestan comportamiento antisocial, y pueden llegar a tener pensamientos suicidas.
Muchos niños y adolescentes con TND también presentan otros desórdenes mentales, como:
- Déficit de atención / hiperactividad.
- Trastornos de conducta.
- Depresión.
- Ansiedad.
- Trastornos de aprendizaje y comunicación.
Por lo general, el tratamiento de estos trastornos mentales ayudan a que los síntomas del Trastorno Negativista disminuyan. Del mismo modo, es difícil tratar el TND cuando no se hace hincapié en la evaluación y tratamiento de los demás desórdenes.
¿Cómo se diagnostica y cuál es el tratamiento del TND?
Por lo general, el diagnóstico del Trastorno Negativista se desarrolla a partir de una evaluación psicológica. En esta evaluación se suelen valorar aspectos de la salud en general, la frecuencia e intensidad con la que se producen los comportamientos, los vínculos, el entorno familiar, aspectos del temperamento, y la presencia de otras enfermedades de salud mental; entre otros.
El tratamiento del TND suele ser la terapia psicológica. Dependiendo el caso, puede complementarse la terapia individual con la familiar.
Por lo general, no se utiliza ningún tipo de medicamentos, a menos que el paciente presente otro tipo de trastorno de salud mental.
A lo largo de la terapia, el profesional ayudará al paciente a encontrar las causas por las cuales se comporta de esta manera. Una vez halladas esas causas, se puede avanzar en el aprendizaje de nuevos comportamientos o formas de lidiar con las distintas situaciones. Un buen tratamiento puede disminuir los síntomas considerablemente.