Coulrofobia: ¿existe la fobia a los payasos?

Coulrofobia - Payaso con globo

Es bien sabido que los payasos suelen producir emociones ambivalentes en las personas. A menudo, los asociamos con momentos divertidos de nuestras vidas, principalmente vinculados a nuestra niñez.  

Pero esa valoración positiva muchas veces se ve empañada por otras sensaciones negativas. De hecho, hay personas que sienten tanto miedo al ver o pensar en un payaso, que llegan a desarrollar una fobia: es lo que se conoce como “coulrofobia”.

Las personas que padecen esta fobia muestran algunos síntomas como pánico, miedo y angustia ante la presencia de un payaso. También, pueden llegar a sufrir ataques de ansiedad y manifestar otros comportamientos como temblores, taquicardia o dificultades para respirar.

Incluso sin desarrollar una fobia total, muchos estamos de acuerdo en que los payasos suelen causar cierto temor. Pero, ¿por qué les tenemos miedo? Existen explicaciones psicológicas y sociológicas para entenderlo. Seguí leyendo y encontrá las respuestas.  

¿Por qué le tenemos miedo a los payasos?

Los motivos son múltiples, y afectan de diferente manera a cada persona. Las malas experiencias durante la infancia son un factor común en el desarrollo de las fobias en general. Lo mismo sucede con el miedo a los payasos: si un niño experimentó un evento traumático que involucra a un payaso, puede llegar a desarrollar coulrofobia. 

Pero el evento traumático no es el único motivo que explica este miedo irracional. De hecho, son numerosos los estudios que han tratado de comprender el porqué de este fenómeno. A continuación, te comentamos alguna de las evidencias que existen: 

Maquillaje en la cara

Hay algo que no es natural en el hecho de que los payasos estén SIEMPRE riendo. Internamente, somos conscientes de que esa sonrisa roja pintada es falsa. 

Y lo mismo sucede con todo el maquillaje en general. Nos resulta difícil descifrar sus emociones: ¿realmente están felices? ¿acaso estarán ocultando algo?

Esta sonrisa falsa hace que a menudo nos sintamos incómodos con los payasos. Como seres sociales que somos, necesitamos “leer” o entender las emociones de las demás personas para interactuar con ellas. Imaginá estar hablando con una persona que no deja de reírse ni un solo segundo. Raro, ¿no? 

Por otra parte, a menudo los payasos nos piden que devolvamos la sonrisa. Es posible que no tengamos ganas de hacerlo en ese momento, lo que nos puede hacer sentir incómodos o molestos. Para las personas que sufren un miedo real e irracional, esta incomodidad puede transformarse en terror.  

Son impredecibles 

Los payasos son “locos” y parte de su rutina es que las personas nunca sepan qué van a hacer, o actuar de formas que normalmente no serían consideradas correctas. Abandonan el comportamiento social típicamente “aceptable”, y llevan sus acciones al límite. 

Por lo general, nos sentimos cómodos cuando podemos apegarnos a una rutina diaria, y solemos estresarnos o sufrir ansiedad cuando nuestra vida se vuelve impredecible, inestable o insegura. Por eso, tiene sentido que al interactuar con un payaso podamos sentirnos incómodos.  

Miedo a lo desconocido

Un estudio llevado a cabo por la Universidad de Sheffield (Estados Unidos) analizó qué sentían niños de 4 a 16 años frente a imágenes de payasos. Los resultados demostraron que a la mayoría les causaba terror.

La conclusión del estudio determinó que los niños le temen a los payasos simplemente porque son “terroríficos” y “desconocidos”. Ver imágenes de un payaso no es lo mismo que ver imágenes de un gato, por ejemplo: tanto niños como adultos pueden ver imágenes de un gato y automáticamente saber qué es. Pero la imagen de un payaso muestra a una criatura más “abstracta”, difícil de categorizar. 

Miedos aprendidos e histeria masiva

Los seres humanos padecen dos tipos de miedos: los “innatos” (por ejemplo, el miedo a las alturas), y los “aprendidos”. El miedo a los payasos es algo aprendido, cuyas bases se fundamentan en la construcción del imaginario social. De esta construcción participan, en muchas ocasiones, los medios de comunicación.

En el año 2016, se hizo famoso el fenómeno del “payaso asesino”. Principalmente en Estados Unidos, comenzaron a reproducirse cientos y cientos de videos en donde personas disfrazadas de payaso hacían cosas espeluznantes, extrañas e inquietantes. En la gran mayoría de los casos, sólo se trataban de bromas que tenían la intención de asustar a la gente y ser publicadas en internet.

Para la sociología y la psicología, es un ejemplo de “histeria masiva”. Se trata de un fenómeno en el que una percepción es compartida por un grupo de personas que identifica algo (el payaso) como una amenaza. No importa cuán ilógico este miedo pueda ser, puede conducir a un pánico generalizado.

En este sentido, distintos especialistas “culpan” a los medios por el desarrollo de esta histeria. Al ser tan fácil compartir información y propagar videos al instante, pareciera que es un fenómeno que ocurre con más frecuencia de lo real. 

Incluso el cine se ha hecho eco de este imaginario social, explotando la figura negativa del payaso, y reforzando aún más esa concepción que se tiene. “IT, el payaso asesino”, y el “Joker” de Batman, son sólo algunos ejemplos de ello. 

“Lo siniestro”, la teoría de Freud

En 1919, Sigmund Freud publicó un libro llamado “Lo Siniestro”. En palabras simples, allí explica que las personas pueden asustarse por algo que es familiar y a la vez desconocido. Usando un ejemplo hipotético de una persona con varias cabezas o extremidades, Freud explica que inmediatamente nos enfocaríamos en las partes del cuerpo que son diferentes, en vez de en aquellas que permanecen intactas. Este enfoque despierta en las personas emociones negativas.

Un ejemplo en la vida real, podría ser cuando los niños se asustan al ver a una persona con una extremidad amputada: no pueden entender la ausencia del miembro. En los adultos, esta situación puede provocar incomodidad. 

Steven C. Schlozman, profesor de la Universidad de Harvard, desarrolló la teoría de “lo siniestro” ejemplificándola con los payasos. Allí explica que estos personajes tienen características parecidas a los humanos (una boca, una nariz, orejas, manos, etc.). Sin embargo, hay partes del cuerpo del payaso que se exageran: zapatos gigantes, labios pintados anormalmente grandes en una cara blanca, y una nariz roja y gigantesca. 

Al igual que sucede en el ejemplo de las personas con miembros amputados, tendemos a notar las diferencias en otros seres humanos con mucha mayor intensidad que las similitudes. Esto puede generar miedo e incomodidad.

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La coulrofobia, ¿puede tratarse?

Existen numerosos tratamientos para superar la coulrofobia. Un buen abordaje garantiza que la persona logre controlar sus síntomas al exponerse a situaciones donde haya payasos.

La terapia de exposición es uno de los tratamientos que ha demuestra mejores resultados. Se trata de una técnica utilizada por los psicólogos, en la que la persona se va exponiendo gradualmente a la situación temida. Dentro de esta terapia, se ha ido incorporando la tecnología mediante la realidad virtual; otorgando incluso mejores resultados que la exposición tradicional. 

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