Desde la psicooncología se ofrecen distintas alternativas y técnicas que ayudan a manejar la percepción del dolor, haciéndolo más soportable e incrementando la calidad de vida. El dolor no solamente es producto de razones físicas y biológicas. Se presenta conjuntamente con una serie de emociones.
El dolor crónico producto de una enfermedad oncológica tiene efectos en el bienestar general de las personas en cuatro aspectos. A nivel físico se manifiesta una disminución de la resistencia y fortaleza, pérdida de apetito, náuseas y trastornos del sueño. En cuanto a lo psicológico, algunas variables inciden en la percepción y tolerancia del dolor, como la ansiedad.
Las personas con altos niveles de ansiedad centran mayor su atención en las sensaciones corporales. Esto genera que el dolor se mantenga o incluso aumente. Por otro lado, emociones como la tristeza, pesimismo, ira, y la desesperanza contribuyen a que el sujeto perciba dicho dolor con mayor intensidad.
Además, el dolor crónico también puede tener efectos en el ámbito social, al percibir cambios en la apariencia, sentimiento de aislamiento y disminuir las interacciones familiares y sociales. Y, por último, a nivel espiritual se empiezan a reevaluar creencias y se puede llegar a producir un aumento del sufrimiento.
A continuación te contamos cuáles son las técnicas psicoterapéuticas y de meditación para aliviar el dolor crónico como efecto de la enfermedad oncológica.
Técnicas para paliar el dolor crónico
Las técnicas que utiliza la psicooncología pueden ser efectivas para aliviar el dolor. También mejoran el bienestar y calidad de vida. A continuación describimos las más conocidas.
Visualización guiada
Se recomienda esta técnica para disminuir la ansiedad y la tensión muscular, dos factores que aumentan el dolor. Al disminuir el dolor se produce un aumento de la relajación.
Mindfulness
El Mindfulness no solo es una práctica de meditación, sino una forma de entender la vida y a uno mismo. La técnica del Mindfulness ayuda a las personas a prestar atención plena a aquello que está ocurriendo en la vida en el aquí y ahora. Aceptar el presente con naturalidad y sin juicios de valor.
De esta manera, permite encontrar un equilibrio interno entre el cuerpo y la mente. Se logran evitar pensamientos negativos que distraen, o preocupaciones sobre las que se carece de control.
Como consecuencia, al enfocarse en la experiencia inmediata las personas sienten menos dolor, disminuyen las emociones negativas como la ansiedad y la depresión. Logran aumentar su bienestar y calidad de vida.
El Mindfulness incluye técnicas de respiración guiada, meditar centrándose en el cuerpo y los pensamientos y emociones. Además, se usan técnicas para mejorar la conciencia del cuerpo, y la resistencia corporal.
Musicoterapia
En la musicoterapia se utiliza la música y sus elementos como el silencio, sonido, ritmo, armonía, entre otros, con el fin de asistir y promover determinadas necesidades físicas, psíquicas y cognitivas de una persona.
La terapia con música puede incluir improvisación musical, escribir canciones, cantar, y relajarse con la música. Estas técnicas, favorecen la disminución de la ansiedad, el estrés y la depresión. También disminuyen la percepción del dolor y promueven nuevas habilidades para hacer frente y tolerar los tratamientos y situaciones difíciles.
Además, a nivel físico contribuye a reducir la tensión muscular, la sensación de dolor y mantiene la movilidad de las articulaciones. Ayuda a la persona a mejorar su estado de ánimo, a relajarse, mejorando la comunicación con su entorno.
La música provoca diversos tipos de emociones. Tiene efectos positivos sobre el dolor crónico y reduce la ansiedad. Además refuerza los sentimientos de control sobre el dolor.
Técnicas de afrontamiento
El afrontamiento consiste en un conjunto de estrategias cognitivas y conductuales. Las mismas le permiten al individuo que está sobrellevando un tratamiento contra el cáncer poder expresar sus emociones, participar activamente en el tratamiento y hacer frente a la evitación.
El objetivo de esta técnica es ayudar a sensibilizar a la persona ante un estímulo. De esta manera, se utilizan una serie de recursos que permiten al individuo modificar ciertas cogniciones relacionadas con el dolor, tales como actitudes, expectativas y creencias. Por ejemplo, hay sujetos que tienen fobia de ir a un hospital, o fobia a la quimioterapia. En estos casos, se les hace un acercamiento de a poco hacia el factor que le produce la fobia.
Esta técnica influye en la manera en que se interpretan las sensaciones corporales. Permite manejar el dolor, y busca restablecer la sensación de control activo sobre la situación.
Psicoeducación
La Psicoeducación involucra a la persona diagnosticada con cáncer y a su familia en el manejo del dolor. Se busca ofrecer información precisa acerca del dolor, el uso de medicamentos y otros métodos. Su principal objetivo es la comprensión acerca de la naturaleza del dolor, su tratamiento y la importancia del rol activo del paciente.
Desde la psicooncología se utiliza esta técnica para ayudar a sobrellevar y manejar el estrés, reforzar la autoestima y generar cambios de actitudes, sensaciones y percepciones de la situación.
Realidad virtual
En la última década se empezó a usar la Realidad Virtual como una herramienta más a la hora de gestionar el dolor. A través de esta tecnología se pueden simular escenarios tanto reales como imaginarios, produciendo la sensación de estar “presente” en dichos ambientes. Al mismo tiempo, se despiertan los sentidos y se motiva al sujeto a compenetrarse en dicha experiencia.
Diversos estudios están demostrando que el uso de la Realidad Virtual reduce los niveles de dolor y molestias al poder colocar la mente en otro lado. Por otra parte, también intensifica la motivación y cooperación hacia determinados procedimientos médicos y/o psicoterapéuticos.
A la hora de gestionar el dolor con esta tecnología se deben tener en cuenta la edad, los gustos, intereses y experiencias previas de la persona.
Como conclusión, el diagnóstico de cáncer y las distintas etapas de su tratamiento pueden producir malestar físico y alterar el estado de ánimo, las relaciones personales, la comunicación con el entorno afectivo y disminuir la calidad de vida. Sin embargo, las técnicas citadas pueden tener efectos beneficiosos en la persona y en su bienestar, siempre y cuando sean aplicadas de maneras eficaces e incorporadas de manera integral en el tratamiento.