El embarazo y el nacimiento de un hijo conlleva cambios en la mujer que afectan a la organización familiar, su descanso, la rutina diaria, su cuerpo, el modo de vincularse con sí misma y con las personas que la rodean. Como consecuencia, muchas veces deben redefinir su identidad para así adaptarse a la nueva situación. En este contexto es frecuente escuchar términos como depresión post parto, baby blues, o depresión psicótica. A veces se usan indistintamente, pero no significan lo mismo.
Por eso, creemos indispensable hacer una clarificación de los dos primeros términos para poder comprender mejor a qué se refiere la depresión post parto.
¿Qué es la depresión post parto?
La depresión post parto se manifiesta como un trastorno de depresión mayor. De modo general, se presenta con un cuadro clínico similar a cualquier episodio de depresión que puede darse en otro momento de la vida.
La particularidad de este trastorno es que los síntomas están relacionados con el estado de ánimo, y aparecen en algunas ocasiones durante el primer año después del nacimiento de un hijo; siendo las primeras cuatro semanas un periodo crítico. Sin embargo, según el DSM 5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) en un 50% de las mujeres los síntomas ya comienzan durante el embarazo.
La depresión post parto no se revierte de manera espontánea con el pasar del tiempo, y requiere de la ayuda tanto familiar como psicológica. En ocasiones, también interviene un psiquiatra.
Te puede interesar «¿Qué tipos de depresiones existen?»
¿Qué es la tristeza post parto?
En contrapartida, la tristeza post parto o baby blues es un cuadro autolimitado que aparece alrededor de los dos a seis días luego del parto; pero que se alivia de manera espontánea dentro de las tres semanas siguientes sin necesitar atención psicológica. Afecta en una gran proporción, alcanzando casi al 50% de las mujeres.
El nacimiento de un hijo produce una serie de cambios tanto hormonales, como bioquímicos, psicológicos y sociales; cambios que derivan en una elevada vulnerabilidad en la mujer. Como consecuencia, existe un alto porcentaje de mujeres que sufren alguna alteración durante estas etapas, ya sea transitoria (en el caso de la depresión post parto), como a largo plazo. A veces aparecen dificultades para relacionarse con el hijo, o en los casos más graves y persistentes, ideas suicidas.
Tanto la tristeza post parto como la depresión, suelen comenzar con la atribución de una falta de capacidad para ejercer el rol de madre, o dificultades en la adaptación a la maternidad. Las circunstancias en las que aparecen son sumamente individuales, y se necesita una confluencia de factores para que se desarrollen.
Es absolutamente esperable la sensación de que las cosas se escapan de las manos con la llegada de un hijo. Los pensamientos disfuncionales y emociones intensas son parte de este proceso. Lo importante es poder prestar atención a cuán intenso es este momento, a su duración y observar si no impide ejercer el rol de mama y vincularse con el hijo.
¿Por qué se da la depresión post parto?
Hay algunos factores que pueden elevar la probabilidad de ocurrencia de un periodo de depresión. Algunos de ellos son:
- Antecedentes patologías relacionadas con el embarazo (hipertensión, alteración tiroides).
- Patologías que tuvieron que ser hospitalizadas.
- Embarazo accidental.
- Antecedentes de aborto.
- Embarazo de alto riesgo o complicaciones obstétricas durante el parto.
También, debe considerarse si el nacimiento fue por cesárea o parto natural. Para algunas mujeres el exponer el cuerpo se experimenta como una experiencia emocional muy intensa. Es un suceso totalmente nuevo y desconocido que suele ser fuente de angustia o ansiedad. Por eso, es importante poder realizar un curso pre-parto, ya que ayudan a informarse y contienen a la mujer en todo este proceso. También, es importante que la mujer esté acompañada durante el trabajo de preparto, parto en sí mismo y post-parto.
La forma en la que son vividos los cambios corporales y la presencia de estresores físicos, como algunas dolencias; pueden incrementar la ocurrencia de este cuadro, y permanecer incluso después del embarazo.
Otro factor de riesgo es tener hijos que fueron hospitalizados en periodo lactante, o que nacieron con bajo peso; y el haber tenido antes otro periodo de depresión mayor, en cualquier momento de la vida, o en periodos de post parto anteriores. Además, tener un familiar directo que haya presentado este cuadro, podría influir.
Otros factores que influyen en la depresión post parto
Existen otros factores que pueden dar origen a episodios de depresión post parto. Algunos de ellos son:
Factores sociales
- Escaso apoyo familiar.
- Imposibilidad de tejer redes sociales, por ejemplo, con otras mujeres con niños.
- Mala relación entre la mujer y su propia madre.
- Pareja donde existen conflictos internos.
- Falta de confianza, sentimientos de soledad.
- Fallecimiento de un familiar o alguien significativo para la mujer.
- Escaso apoyo luego del nacimiento.
- El estado civil (ser soltera, viuda o separada), puede aumentar la incidencia.
- Idealización de esta etapa, lo que muchas veces lleva a que la mujer no exprese sus sentimientos ambivalentes en torno al momento que atraviesa.
Factores psicológicos
Merece especial atención mencionar en relación que la presencia de ansiedad, y haber presentado baby blues previamente; incrementan la probabilidad de padecer un periodo de depresión post parto. Lo mismo sucede con la presencia de cualquier alteración psicológica durante el embarazo. Haber sido abusada física, emocional y/o sexualmente se considera un factor importante. Se puede mencionar también haber tenido dificultades para instaurar la lactancia, y una actitud negativa en el embarazo. También, se incluyen conductas adictivas que incluyen el consumo de alcohol u otras sustancias, previo y posterior al nacimiento.
Finalmente, cobran relevancia factores como la calidad de vida que se lleve, las dificultades económicas, y las edades extremas al momento de transitar el embarazo.
Consecuencias de la depresión post parto
El hecho de padecer este cuadro y no pedir ayuda de manera inmediata, puede terminar afectando todas las áreas de la vida de la mujer. En cuanto al ámbito social, se manifiesta una persistencia de conflictos familiares, pérdida de relaciones sociales y laborales.
También, aparecen dificultades en el apego con el hijo, generando un apego inseguro en el vínculo. Esto puede originar problemas moderados o severos en el desarrollo emocional y cognitivo infantil, pudiendo presentar el niño un temperamento difícil, así como irritabilidad.
La mujer que no recibe un tratamiento adecuado seguirá experimentando tristeza, angustia y desesperación. Esto la llevará a correr el riesgo de que se agrave la problemática, pudiendo llegar a tener dificultades para alimentarse, vestirse o mantener una higiene personal adecuada. Incluso, pueden aparecer percepciones negativas sobre su hijo.
En cuanto a la pareja, se da un elevado porcentaje de separaciones y divorcios en presencia de depresión post parto.
Síntomas de una depresión post parto
Según el DSM 5 para reunir un criterio de depresión mayor se deben cumplir con 5 o más de los siguientes síntomas:
- Estado de ánimo deprimido, la mayor parte del día y varios días en la semana.
- Disminución del placer por casi todas las actividades la mayor parte del día, durante varios días.
- Pérdida o aumento de peso.
- Insomnio o hipersomnia casi todos los días.
- Agitación o retraso psicomotor.
- Desinterés o pérdida de energía.
- Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva.
- Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse y para tomar decisiones.
- Tener pensamientos de muerte recurrentes.
- Pensamientos negativos orientados al bebé, a sí misma o a su pareja.
¿Cómo detectar una depresión post parto?
Es necesario que la mejer pueda hacer una auto observación, notando cómo se encuentra emocionalmente y detectando sus propios pensamientos. Si bien es lógico que emocionalmente se encuentre revolucionada, es importante plantearse algunos interrogantes: “mis pensamientos ¿estaban antes?”, o “¿anteriormente me sentía del mismo modo?”, entre otros ejemplos. Pensar en estas cosas muchas veces puede pasar desapercibido frente a la demandante tarea de ser mamá, por eso es importante estar atenta ante cualquier síntoma.
También, hay que darle lugar e importancia al malestar, y notar cuánto interfiere en nuestras vidas. Si bien las cosas serán nuevas, esto no será para siempre. Nuestros hijos crecerán, y además iremos adquiriendo nuevos aprendizajes y experiencias.
Tanto la mujer como la familia debe prestar la misma atención a la mujer tanto en el primer parto, como en los siguientes. La depresión post parto se puede dar con cualquier tipo de parto y número de embarazo, debido a que el contexto que los rodea difiere con el paso del tiempo. Cada vivencia será muy subjetiva, pudiendo haber ciertos estresores, como acontecimientos vitales por ejemplo.
Hay mujeres que se animan a pedir ayuda, mientras que otras veces la familia y la red de apoyo son quienes notarán los cambios. Por esto en necesario que tanto la familia, así como los profesionales en contacto con la mamá presten especial atención a las mujeres en el embarazo, en los días posteriores al parto, cuando la mujer ya no se encuentra hospitalizada, incluso luego de que hayan pasado meses. También, se debe hacer énfasis en la comunicación con la mamá, prestando atención a cómo se siente y piensa al respecto de esta etapa.
Tratamiento para la depresión post parto – Enfoque cognitivo conductal
La depresión requiere de una atención multidisciplinaria e integral.
Desde el punto de vista de la salud mental, se puede abordar con terapia individual o grupal. En algunos casos, es necesaria la medicación.
Desde la terapia cognitiva conductual se trabajará con psicoeducación e información con la mujer, su pareja y la familia. Lo importante es entender qué es y cómo se da la depresión mayor.
Se trabajará con las creencias de la mujer en torno a la maternidad y sus proyectos personales; y con los pensamientos asociados al rol materno, en función a lo que cree que se espera de ella, lo que “debería” sentir.
Es necesario trabajar en la regulación emocional del miedo, ansiedad y angustia, para poder fortalecer el vinculo mama/bebé. También, se trabajará con la pareja, si la hay, o él vinculo familiar: la red de apoyo es muy importante en la recuperación.
Por otra parte, se intentará buscar “excepciones”, con el objetivo de encontrar momentos en los que los síntomas se hacen más livianos. De este modo, se podrá hacer foco en la activación conductual, y también en la idea de buscar momentos en los que la mujer exprese otros sentimientos intensos pero positivos, trabajando el fortalecimiento del vinculo mamá/bebé.
Si la mujer recibe una intervención adecuada, la depresión post parto es temporal. Por ende, podrá recuperarse adquiriendo recursos para el manejo de sus pensamientos y creencias en el futuro.