Almacenar objetos o cosas innecesarias puede ser un hábito, una costumbre, o un síntoma de un problema más grave como el trastorno obsesivo de acumulación compulsiva.
También conocido como “disposofobia”, las personas que padecen este trastorno almacenan objetos que por lo general no tienen ningún valor: desde diarios viejos, hasta electrodomésticos, recuerdos, botellas vacías, o cualquier objeto que despierte su interés. Tienen una dificultad persistente a deshacerse de estas posesiones, lo que los lleva a padecer grandes problemas en el desarrollo de sus actividades cotidianas
La acumulación compulsiva difiere de la mera “colección”. Las personas que coleccionan buscan objetos específicos, como modelos de autos o estampillas, y suelen organizarlos para exhibirlos. Los acumuladores compulsivos suelen guardar objetos aleatorios, y los almacenan al azar. En la mayoría de los casos, guardan ítems que sienten que pueden necesitar en el futuro, son valiosos o tienen un valor sentimental.
Síntomas, factores de riesgo, causas, consecuencias y tratamiento. Todo eso y mucho más, en este artículo.
¿Cuáles son los síntomas de la acumulación compulsiva?
De acuerdo al DSM-5 (el manual de salud mental por el cual se rige gran parte de los profesionales), este trastorno puede diagnosticarse cuando se presentan los siguientes síntomas:
- Dificultad persistente para deshacerse o separarse de las posesiones, independientemente de si tienen valor o no.
- Esta dificultad para descartar los objetos se debe a una intensa angustia asociada a la separación.
- Estos comportamientos llevan al desorden de los espacios habitables y compromete su uso.
- La acumulación crea angustia y un deterioro significativo en el funcionamiento cotidiano, y también en la posibilidad para mantener un espacio seguro.
En algunos casos, la dificultad para despegarse de los objetos está acompañada por una adquisición excesiva de ítems que no son necesarios, o para los que no hay suficiente espacio de almacenamiento.
Un acumulador puede estar completamente convencido de que sus conductas no son problemáticas, pese a que se evidencie lo contrario.
Causas y factores de riesgo
Pese a que siempre es difícil encontrar un único factor que origine estos trastornos, distintas investigaciones ponen en foco cuestiones genéticas, del funcionamiento del cerebro y eventos estresantes como desencadenantes.
A su vez, existen distintos factores de riesgo para el desarrollo de este trastorno:
- Antecedentes familiares. La acumulación es más común en personas que conviven o tienen familiares que padecen el mismo problema.
- Cuestiones de la personalidad. Muchas personas que padecen el trastorno de acumulación compulsiva tienen un autoestima bajo, temperamento indeciso, entre otros aspectos.
- Eventos estresantes. Muchas veces, el trastorno se desencadena por acontecimientos estresantes complejos de afrontar, como un divorcio, la pérdida del trabajo, o la muerte de un ser querido.
¿Cuáles son las consecuencias de este trastorno?
El trastorno de acumulación compulsiva puede causar:
- Problemas en las relaciones (por ejemplo, conflictos con familiares o amigos).
- Inconvenientes en las actividades sociales o laborales, y en numerosas áreas de la vida cotidiana de una persona.
- Problemas físicos/mentales y de seguridad; como riesgos de incendio, lesiones o riesgo de quedar atrapados en medio de objetos.
- Aislamiento social y soledad.
- Negación ante la posibilidad de que alguien más ingrese al hogar.
- Incapacidad para realizar tareas diarias como cocinar y bañarse en el hogar.
- En casos graves, problemas legales como un desalojo.
Problemas de salud mental
Muchos acumuladores compulsivos también manifiestan otros problemas de salud mental como:
- Trastorno de ansiedad.
- TOC (Trastorno obsesivo compulsivo).
- Trastorno por déficit de atención con hiperactividad.
- Depresión.
¿Cómo se diagnostica este trastorno?
El diagnóstico de trastorno de acumulación compulsiva no siempre es fácil de realizar, ya que es complejo que la persona asuma que tiene un problema (incluso, pueden llegar a negarlo por completo).
En cualquier caso, el diagnóstico lo brinda un profesional de la salud mental. Por lo general, el psicólogo realiza una entrevista para evaluar los síntomas de la persona. Esta entrevista puede incluir preguntas como:
- ¿Tenés problemas para deshacerte (o reciclar, vender, donar) cosas que otras personas descartarían sin problemas?
- Teniendo en cuenta los objetos que tenés, ¿cuán difícil es utilizar los espacios y superficies de tu hogar?
- ¿Cada cuánto adquirís cosas que no son necesarias, o para las cuales no tenés lugar de almacenamiento suficiente?
- ¿Hasta qué punto la acumulación afecta tu desempeño cotidiano?
- ¿Estos comportamientos interfieren con la escuela, el trabajo, o tu vida social y familiar?
- ¿Estos síntomas te generan angustia?
El psicólogo también puede pedir permiso para hablar con amigos y familiares. Esto, con el objetivo de obtener más información para el diagnóstico, y eventualmente, delinear el tratamiento.
¿Cómo es el tratamiento?
Si bien no existe una cura “mágica”, las personas que padecen Trastorno de Acumulación Compulsiva sí pueden realizar tratamientos que les ayudan a controlar sus síntomas. Esto permite que el problema no afecte ni controle la vida diaria.
Los dos tratamientos principales para la acumulación compulsiva son la psicoterapia y los medicamentos. A menudo, ambos tratamientos suelen combinarse.
Con respecto al tratamiento psicoterapéutico, la terapia cognitiva conductual es uno de los posibles abordajes, con muy buenos resultados. Esta terapia se asienta en la premisa de que lo que uno piensa afecta a cómo se siente, y esos sentimientos afectan a su vez al comportamiento.
Muchas veces se utiliza la “Terapia de Exposición”, cuyo objetivo es ir acercando al paciente a aquello que lo genera temor (en este caso, el hecho de deshacerse de los objetos).
Las personas que padecen este tipo de desórdenes deben adaptar a su propio ritmo las condiciones propuestas por el profesional. La terapia de exposición implica un gran esfuerzo y práctica por parte del paciente. Pero a medida que se avanza, se van logrando resultados realmente positivos, que permiten al paciente controlar sus compulsiones, y retomar de a poco su vida cotidiana.