Según la Licenciada en Psicología, Yolanda Navarro, esta percepción que cada ser humano tiene de sí mismo comienza a desarrollarse en los primeros años de vida. Se encuentra determinada por la influencia de las palabras, gestos, mensajes y conductas de los adultos que rodean al niño. Este se sentirá “bien” o “mal”, de acuerdo al trato que reciba de los mayores que forman parte de su entorno. En la medida de que estas sensaciones se repiten una y otra vez, el niño comenzará a tener una idea de sí mismo, y por conclusión si merece o no ser amado.
En la infancia no se tiene la capacidad para cuestionar esos mensajes y como estrategia de supervivencia se terminan aceptando.
Suele ocurrir que los tratos y mensajes recibidos en la infancia son internalizados en el inconsciente y la persona los sigue repitiendo siendo adulto: “Esto no es para mí”, “No soy capaz”, “Siempre hago todo mal”, “Esto me pasa porque me lo merezco”. Sin darse cuenta se convierte en su propio verdugo. Por esto, en la adultez hay que liberarse de esas creencias que no permiten continuar con el crecimiento personal.
¿Por qué es importante potenciar la valoración que se tiene de uno mismo? ¿Cuánto puede afectar a la salud y la vida cotidiana tener una autoestima baja? Descúbrelo a continuación.
Autoestima baja y alta: ¿Cómo nos afectan?
La autoestima es clave para mantener un buen equilibrio emocional, bienestar y una relación positiva con la sociedad en general. Las experiencias que le tocan vivir a cada individuo (en la familia, en la escuela, en las relaciones, a nivel social) tienen un efecto a la hora de forjar las creencias y pensamientos negativos o positivos sobre si mismo. Esto repercute en una autoestima baja o alta, respectivamente.
Autoestima baja:
Entre las consecuencias de la baja autoestima encontramos:
- Dificultad de poder tomar una decisión por sí mismos.
- Construyen en base a la opinión de otros o en base a la aprobación de estos.
- Tienen la creencia de que no merecen ser felices.
- Miedo a enfrentar desafíos.
- No expresan lo que desea y tampoco hacen valer sus derechos.
- Generan un diálogo interno dañino: “no valgo nada”, “hago todo mal”, “no soy capaz”.
- Falta de confianza: esto repercute en todos los ámbitos de la vida, desde las relaciones amorosas hasta el ámbito laboral. Esta inseguridad genera frustración y mal humor. En algunos casos hasta se termina proyectando de manera agresiva.
Además, muchos problemas psicológicos o emocionales se pueden asociar a la baja autoestima. La Licenciada Navarro manifiesta que una autoestima baja puede dificultar el desarrollo de la vida adulta, tener repercusiones importantes en la salud física y psicológica al aumentar la vulnerabilidad de la persona a diferentes patologías y manifestaciones tan diversas como: la depresión, la ansiedad, trastornos alimenticios, insomnio, inestabilidad emocional, retraimiento social, entre otros.
Autoestima alta positiva y autoestima inflada:
Cuando una persona tiene autoestima alta tiene, ante todo, seguridad en sí misma. De todas maneras, existe la autoestima alta estable y la autoestima alta inestable. En el primer caso, el individuo defiende su opinión y punto de vista ante los demás, se desenvuelve de manera abierta, y los acontecimientos de la vida tienen escasa influencia sobre su autovaloración personal. En cambio, la autoestima alta inestable se caracteriza por ser elevada pero no constante. Como consecuencia, la persona ante un fracaso puede responder con actitud crítica o puede defender su punto de vista pero no aceptar lo que piensan los otros.
Entre las características de las personas con autoestima alta y positiva, encontramos:
- Se sienten bien consigo misma y no temen hablar en público ni con otras personas. Participan de actividades que se desarrollan en los ámbitos sociales que lo rodean: escuela, trabajo, familia.
- Defienden de forma asertiva su opinión ante los demás.
- Pueden reconocer sus errores cuando se equivocan.
- Conocen sus cualidades y sus defectos. Saben que pueden mejorar.
Es importante poder distinguir una autoestima alta y positiva, de una autoestima inflada con rasgos narcisistas y egocéntricos, la cual es perjudicial para el bienestar personal.
Cuando una persona tiene autoestima alta positiva saca lo mejor de sí. En cambio, una autoestima inflada genera que la persona se estanque por creerse mucho más de lo que realmente es o algo que no es.
El sujeto que presenta una autoestima inflada no escucha a los demás, no reconoce los propios errores, se cree mejor que el resto, y no es capaz de hacer autocrítica. Sin embargo, piensa que todas estas cualidades son positivas.
¿Por qué es importante trabajar la autoestima?
“Solo aceptando quienes somos realmente podemos dar lo mejor de nosotros, en armonía con nuestro sentir y con la realidad. La Gestalt ve a la autoestima como un proceso y no como una meta en sí, ya que esta se traba toda la vida”, plantea la Licenciada Yolanda Navarro.
Para la corriente Gestalt la autoestima tiene que ver con la afirmación de uno mismo, con la aceptación tal y como somos, con la palabra “YO”. Esto implica estar en contacto permanente con el “Yo real”, aceptar las fortalezas y defectos, y entender que la perfección solo es posible en la fantasía. Cuando la persona se aleja de su “Yo real”, comienza a personificar roles que la alejan de su sentir para agradar a otros.
Para mejorar la valoración personal es necesario profundizar el autoconocimiento. La persona debe reconocer sus capacidades y limitaciones con la finalidad de aceptarse a sí misma y a su ser. De esta manera, podrá construir una relación positiva y auténtica consigo misma, y poder relacionarse de manera positiva con su entorno, aceptar y conectar con sus emociones, confiar en sus capacidades y abandonar la timidez.
Muchos autores han considerado que la autoestima significa “amar lo que somos tal como somos en cada momento. Para ello, se debe empezar por despedirse del ser ideal que se quisiera ser, y aceptar el ser real.
Si te interesó el artículo y te gustaría enriquecer la autoestima, te invitamos al Taller de Autoestima “Aprendiendo a Valorarme”. Este espacio ofrece la posibilidad de reflexionar sobre uno mismo y fomenta la capacidad de valoración personal.