Existen distintos tipos de miedos. No todos se manifiestan del mismo modo, ni tienen las mismas causas. Están los miedos naturales y espontáneos que se desvanecen cuando el peligro desaparece, y los miedos que llegan a convertirse en patológicos. Estos últimos no se manifiestan ante situaciones reales de peligro, sino ante posibilidades o recuerdos de un peligro. Pueden llegar a afectar el día a día.
También, en algunas ocasiones, el temor puede surgir a partir de inseguridades personales, timidez, entre otros.
Entonces, ¿cómo se puede gestionar el miedo? ¿Qué tipos de miedos existen? ¿Cuándo el miedo se vuelve patológico? Te invitamos a seguir leyendo.
¿Para qué sirve el miedo?
El miedo es una emoción que puede ser provocada por diversas situaciones. Se puede sentir temor ante un hecho delictivo donde se percibe que la propia vida está en peligro, o al caminar por una calle oscura en medio de la noche. Ante esta sensación, aumenta la sudoración, el ritmo cardíaco, se acelera la respiración.
Si bien, muchas veces se caracteriza el miedo como algo negativo, en realidad se trata de una emoción que cumple una función relevante para los seres vivos: la supervivencia.
La sensación de temor permite reaccionar rápidamente ante situaciones consideradas una amenaza y ponerse a salvo. Nos prepara para la acción: ya sea para huir, enfrentar el peligro o intentar pasar desapercibidos.
¿Qué tipos de miedos existen?
Existen diversos tipos de miedos de acuerdo al estímulo que los generan. Los miedos pueden clasificarse en:
- Miedo real: Surge a partir de componentes reales. La persona experimenta sensaciones fisiológicas y emocionales que tienen que ver con una reacción adaptativa para evitar el peligro de forma inmediata.
- Miedo irracional: Surge a partir de un pensamiento distorsionado. No existe un peligro real. La respuesta de la persona suele ser exagerada ante una situación que no representa peligro para su vida. Acá encontramos el miedo a hablar en público o el miedo a volar. En algunos casos este tipo de miedo llega a transformarse en fobia.
- Miedo social: La persona cree que será juzgada y ridiculizada por los demás en ciertas situaciones. Se manifiesta el miedo a ser humillado, teniendo esto consecuencias en el futuro. Este tipo de miedo puede llegar en un extremo a ser fobia social.
- Miedo a la muerte: Este tipo de miedo se suele experimentar en hechos puntuales o cuando la persona se encuentra en situaciones donde peligra su vida. Sin embargo, en algunos casos este pensamiento se vuelve recurrente y se necesita asistencia psicológica.
¿Cuándo el miedo se vuelve patológico?
Las causas de los miedos patológicos pueden devenir de ciertos acontecimientos de la vida. Por ejemplo, si de niños se sufrió una situación traumática o maltrato, o si la crianza se basó en la manipulación del miedo a modo de control. De esta manera, la mayoría de los miedos patológicos provienen de recuerdos que se activan en determinadas circunstancias.
Cuando una persona manifiesta sentir un miedo patológico le cuesta regular sus reacciones, su respuestas o calmarse. En muchos casos, no llega a realizar determinadas cosas que desea por miedo a lo que pueda ocurrir, como viajar en avión, hablar en público, empezar una relación sentimental. El miedo, de repente comienza a ser un problema debido a creencias disfuncionales y deja de ser un mecanismo de alerta ante posibles peligros.
Diferencias entre el miedo y la fobia
Generalmente, la mayoría de las personas tienen temores por las mismas cosas y/o situaciones. Lo cual es normal. Sin embargo, cuando el miedo se vuelve más intenso y llega a niveles desproporcionados, se puede hablar de una fobia. Algunas diferencias entre el miedo y la fobia son:
- El miedo es una emoción intensa provocada por la percepción de un peligro, es pasajero. Mientras que la fobia se trata de un tipo de trastorno psicológico. La persona manifiesta rechazo a cosas concretas y es estable en el tiempo. En su día a día intenta evitar lo que teme. Uno de sus síntomas o signos es el miedo irracional.
- La fobia puede generar problemas sociales y emocionales a la persona que la padece. Por esto, puede requerir tratamiento. Esto se debe a que el miedo puede ser controlado de alguna forma por la persona. Pero, la fobia no puede ser manejada de manera racional. El individuo siente que es superior a él.
- El miedo es aprendido. En algunos casos puede ser efecto de malas experiencias. La fobia se trata del miedo persistente por un objeto o idea, y generalmente no tiene justificación. Existen diferentes tipos de fobias: agorafobia (miedo a lugares públicos), claustrofobia (miedo a lugares cerrados), amaxofobia (miedo a manejar un vehículo), nomofobia (fobia a la ausencia del celular), entre otros.
¿Cómo gestionar el miedo?
Si bien es imposible eliminar el miedo de nuestras vidas, podemos aprender a convivir y gestionar esta emoción a través de algunas estrategias y/o terapias:
La terapia cognitivo conductual puede ayudar a reconocer el miedo irracional y aprender a disminuir sus efectos negativos y las reacciones desproporcionadas ante dicha emoción.
Además, cuando el miedo se convierte en fobia, esta misma terapia suele ser la más adecuada. Una de las técnicas más eficaces es el tratamiento basado en la exposición gradual al objeto temido.
Por otra parte, la terapia centrada en mindfulness puede ser de gran ayuda para aprender a aceptar el miedo y dejar de luchar con él. Asimismo, nos permite conocer qué es lo que produce el temor y ser consciente de las reacciones emocionales y fisiológicas para poder gestionar el miedo.
No se debe pensar el miedo como un enemigo a evitar. El miedo es una emoción básica y útil que nos alerta sobre un posible peligro. Por consiguiente, no se trata de evitar el miedo, sino de adquirir herramientas para poder afrontarlo y saber gestionarlo.